La propuesta parte de un diseño ambiental consciente, basado en la historia, condiciones y valores del Bosque de Chapultepec, reconociendo su relevancia ambiental, social y cultural a nivel metropolitano e internacional. Inspirada en la cosmovisión prehispánica, la propuesta retoma el simbolismo del círculo (yahualtin) y se manifiesta en un volumen arquitectónico de dos semicírculos de 2,000 m², que emergen del paisaje en movimiento continuo, integrándose orgánicamente al entorno. Sus accesos, orientados 15°28′ al oriente, evocan ejes ceremoniales prehispánicos. La estrategia de regeneración ecológica incluye un programa de reforestación con especies nativas y regeneradoras de suelo, buscando restituir erosiones y recuperar la calidad del bosque. Como en los jardines de Moctezuma, se plantean parcelas sensoriales con texturas, aromas y colores a partir de plantas como cempoaxúchitl, salvia y ruda, vinculadas a la medicina tradicional. Las gramíneas y cubresuelos ayudarán a reinterpretar elementos ancestrales y preservar la biodiversidad, reforzando el vínculo entre naturaleza y cultura.